Estamos ante el fin
de una era. Ha finalizado una época en la que se había situado el F. C.
Barcelona a la cabeza del fútbol mundial. Este final ya se iba vaticinando
desde la temporada pasada cuando el conjunto catalán fue vapuleado por el
Bayern de Munich, vigente campeón de Europa en ese momento, cuando el equipo
bávaro le endosó nada menos que siete goles a lo largo de los dos partidos de
la eliminatoria.
El Barça ganó la
liga, pero ya había síntomas de que su juego no era el mismo, pues los rivales le
plantaban cara y convertían en ineficaz ese juego que había marcado el último
lustro. El club necesitaba refuerzos que aportaran cosas al equipo, pero se
optó por fichar solamente a Neymar. Por otra parte, el Tata Martino llegó a
ocupar el banquillo ante la inesperada baja de Tito Vilanova provocada por la
recaída de su enfermedad.
La temporada no pudo
comenzar mejor, pues conquistaron la Supercopa de España ante el Atlético de
Madrid y en liga ganaron por siete goles de diferencia al Levante. A lo largo
de los primeros meses el Barcelona ganó sus partidos sin dificultad alguna,
clasificándose como primero de grupo en la Champions League e instalándose como
líder en la clasificación de la liga española.
Sin embargo, las
lesiones estaban al caer. Messi, Valdés y Jordi Alba, entre otros, perdieron
meses de competición y el equipo notó en su juego las bajas. Llegó enero y
Messi y Valdés volvieron, pero el rendimiento del equipo bajó considerablemente
y pincharon de manera inesperada ante el Levante, Valladolid y Real Sociedad.
Esto propició la pérdida del liderato, un liderato que jamás recuperaría.