Cuando la droga, en este caso cocaína, se cuela en los
vestuarios de un club, saltan las alarmas generales a nivel institucional. El
fútbol es un deporte y entre sus practicantes no cabe el uso de sustancias
ilegales que alteren sus condiciones tantos físicas como psíquicas. Esto lo
tiene muy claro Quique Pina, presidente del Granada CF, quien ante la
presunción de consumo de cocaína por parte del jugador Dani Benítez ha
manifestado en El Larguero de la Cadena SER que "como presidente nunca
puedes esperar ni creer que un jugador consuma cocaína, me he llevado un gran
disgusto. El deporte está para llevar una línea recta en la vida, una noticia
como ésta es un disgusto enorme”.
Estas declaraciones, emitidas el mismo día en que se
ha conocido el resultado de un control de dopaje en el que el jugador Dani
Benítez ha dado positivo en cocaína, reflejan el difícil momento institucional
que está atravesando el Granada CF. El club se encuentra en una situación compleja
de cara a la opinión pública y muy especialmente ante su afición. En Granada se
es consciente de que un club de fútbol modesto es una empresa de funcionamiento
muy delicado y complejo que puede verse seriamente perjudicada por hechos de
este tipo.
Entendido así por el club granadino,
Pedro González Segura, asesor jurídico del consejo de administración, ha dado
la cara inmediatamente en rueda de prensa para reconocer el "evidente
daño a la imagen del Granada, aunque de forma indirecta", ya que consideró
que el club es "una víctima de las circunstancias". Pero González
Segura ha ido más allá y en un intento de poner al club granadino muy por
encima de la situación ha manifestado que se va a poner "a disposición de
la parte humana del futbolista, porque el chico puede tener un problema”.
No es la vez primera que la cocaína ha hecho presa en
un futbolista de élite. En 1991 Maradona, militando en el Nápoles, se vio en
una situación parecida que lo mantuvo alejado de los campos de fútbol por
sanción durante 15 meses. Este escándalo, que a la postre lo acabaría alejando
del fútbol europeo, no le impidió reincidir en 1997 una vez vuelto a Argentina
para vestir la camiseta de Boca Juniors.
Dani Benítez disputando un balón |
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