La
final de copa está a la vuelta de la esquina. De nuevo Madrid y Barça se van a
ver las caras en una competición revalorizada a lo largo de las últimas
temporadas. Aquellos tiempos en los que casi se despreciaba la Copa del Rey
parece que han pasado a la historia.
Con
el asunto de Busquets y Pepe coleando inexplicablemente y con la liga ardiendo,
los dos grandes del fútbol español van a luchar por llevarse el trofeo a sus
vitrinas. Pudiera ser empleado como tapabocas, en caso de necesidad, pues si
ambos acaban fracasando en Champions y se les escapa la liga, sus respectivas
aficiones van a poner el grito en el cielo. Pues, ¿de qué hubieran servido los
millonarios fichajes que trajeron a sus respectivos clubes a Bale y a Neymar?
Inversiones millonarias y, en el caso del brasileño, con unas polémicas que
pueden haber hecho mella en la estabilidad institucional del club barcelonés.
Mestalla
ha sido el estadio elegido tras múltiples idas y venidas. La fecha, el próximo
16 de abril en plenas vacaciones de Semana Santa. Sólo faltaba por saber quién
iba a ser el colegiado designado. Ayer, día 7 de abril, por fin se conoció el
nombre del elegido, Antonio Miguel Mateu Lahoz del Comité Valenciano.
Ya se
están haciendo apuestas en torno a su actuación, que será polémica pite como
pite con independencia del que gane. En 2012 dirigió la final de la Supercopa
de España a estos dos mismos equipos y se la acabó llevando el Real Madrid. Los
tambores de guerra se deben estar templando ya en las redacciones de los
diarios deportivos de Madrid y Barcelona, pues siempre es rentable sacar
titulares de reclamo y, mejor aún , si alimentan polémicas.
Esto,
que no es en principio ni bueno ni malo, puede desembocar en la vuelta a la
actualidad de antiguas polémicas y rencillas en torno a los
"villaratos", "presiones mediáticas de la caverna" y demás
asuntos rancios inventados para tapar carencias, defectos y vicios de unos y de
otros. La copa está ahí, que la gane el mejor. Y si fuera posible, que el
perdedor se deje de victimismos, pues clubes en la élite del fútbol mundial no
pueden estar continuamente escondiendo sus errores tras la cortina de humo del
victimismo.
Cristiano Ronaldo y Messi en el clásico del pasado mes |
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